lunes, 26 de septiembre de 2011

LA POESÍA DE RAÚL GARDUÑO

Por Óscar Wong


De acuerdo con Georg Lukács, el arte es la forma más rica de conocer por cuando busca interpretar correctamente la realidad, a partir de la observación profunda. Acaso por lo mismo la poesía requiere de un lenguaje metafórico, ideal para abarcar las diversas instancias de lo real. Imagen tras imagen, el poeta ofrece su visión del mundo; desde esta perspectiva, la obra de arte significa un estilo, una actitud frente a los acontecimientos. De lo contrario el artista miente al ofrecer un producto que de ninguna manera corresponde a su pensamiento, a su posición ideológica (y aquí es justo señalar que ideología representa un modo de ser, un estar, un poder social).
Para Raúl Garduño [1], la poesía representaba una serie de presagios, de símbolos y señalamientos que, de alguna forma, ocultaban esa otra realidad, acaso la más justa y perfecta: la de las esencias. Por ello, en si producción lírica, encontramos diversas características que confirman mi aserto: el tono recitativo, propio del canto, expresado mediante estructuras anafóricas, con apoyo de epítomes y reiteraciones. Cabe destacar, también, el símil y la metáfora que, utilizados en grado sumo, generaban esa eclosión del lenguaje, esa necesidad perentoria de signar a las cosas por su nombre esencial.
Desde su primera incursión en ese libro colectivo denominado Poesía joven de México[2], junto con Alejandro Aura, Leopoldo Ayala y José Carlos Becerra (también desaparecido), Garduño se adentró en ese tono órfico, casi mesiánico, que lo caracterizaba y significaba, elaborando ríos de imágenes, trasfondos luminosos de la otredad. Hacia 1973 el gobierno del estado de Estado de Chiapas editó el único libro individual que publicó en vida: Poemas [3]. En mayo de 1982, con una introducción de Francisco Alvarez. las autoridades chiapanecas, en su Colección Libros de Chiapas, publicaron un conjunto de poemas titulado Los danzantes espacios estatuarios[4]; la mayoría de estos trabajos líricos estaban inéditos –algunos requerían la mano correctora del autor- y otros fueron recogidos de alguna manera de revistas y suplementos. Básicamente, aquí se manifiestan las inquietudes espirituales del poeta, como son: el amor, la desaparición física constante en su obra, el qué y el por qué de su presencia y participación en el mundo. Y también su concepción estética: la poesía como un ritual rítmico, un cántico ceremonial, órfico.
Por otra parte, Elva Macías dio a conocer, en la colección Ceiba N° 12, bajo los auspicios de Fonapas-Chiapas, la segunda edición del único volumen individual de Raúl Garduño: Poemas. De hecho, esta obra fue preparada por el autor, quien agregó dieciséis textos inéditos, aunque respetando la estructura original. La novedad de este poemario estriba en la necesidad última del poeta por entregar otros contenidos bajo el rigor del soneto.
En efecto, Poemas[5], destaca por la excelencia expresiva de Garduño, típica en él, a pesar del condicionamiento métrico en esos nueve sonetos. Poemas, en esta segunda edición, destaca también por sus temas recurrentes: el mar, la mujer, la ciudad observada al través del ojo luminoso del idealismo, la obsesión de la muerte erigida por el lenguaje: “tumba”, “sepulturero”, “campanas” y “cadáveres”. Es decir, un discurso poético lleno de vaticinios.
En virtud de lo anterior, es evidente que inmerso en la sonoridad de la palabra, imbuido por los cuatro costados de esa fuerza volcánica, telúrica, Raúl Garduño se yergue en toda su potencialidad lírica desde sus primeros poemas. Como Sabines, como los poetas de “La espiga”, Garduño escribe sus poemas
:
            Buscándose en lo alto y lejano de su juego
            mientras contempla, caída cierta tarde,
            templos, sí, muros donde la razón cae vencida
            y todo es un espejo de luz”.

Nacido en México, D. F., en 1945, por sus orígenes familiares el poeta se consideraba oriundo de Comitán de Domínguez. En efecto, su obra lírica se identifica con las profundas serranías chiapanecas, agua y bosques, cálidos veranos. En su poesía confluyen los elementos naturales, “hojas francamente verdes” ¡y el mar! El erotismo amoroso, las ciudades y los barrios del pueblo confluyen en el recuerdo, en la muerte que golpea “el tanque de los astros”. Paisajes marítimos, de belleza cosmogónica, inundan sordamente los hallazgos líricos, los constantes deslumbramientos que configuran su sentimiento. Para Garduño la naturaleza es esencial, motor genérico y totalizador. Esta constante se repite a lo largo de su poesía:

            “Todo es una selva en guerra,
            un hundirse en la delicia,
            y no saber nada, ya no ignorar nada ...”

En ocasiones, su visión del mundo se materializa en una extraña simbiosis, aparentemente dicotómica: rayo-tiniebla, instante-mundo, recuerdo-olvido. Su lenguaje es rigurosamente expresivo, con la violencia natural de la vida que transcurre. Testigo de su tiempo, Garduño escribe una poesía conscientemente vigorosa, configurada por imágenes angustiadas, plenas, acendradamente maduras:

            “Nos sucede la cruz de los árboles veloces,
los amotinados asaltos
            a los más sobrios templos del corazón.
            Y andamos sin edad, casi apagados
            por la vendimia del alma en las ciudades.
            Y no sabemos nada.
            Ni nuestro canto un día”.

Como José Carlos Becerra, como Raúl Cáceres Carenzo, Garduño elabora su poesía en tanto instrumento de conocimiento. Método cognoscitivo que responde a su preocupación fundamental: el conocerse a sí mismo; La poesía como cosa para nosotros. En este orden de ideas, Garduño conoce las posibilidades de la polisemia, velo que esconde la verdadera expresividad. Por ello exclama:

            “Yo te mostraré el rumor,
            el ruido del desarraigo,
            las últimas noches de demasiada sobriedad
junto a Dios
            en el antiguo revés de esta misma palabra”[6].

Garduño falleció en 1980 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en plena madurez lírica. Su obra aún produce asombro por sus altas resonancias. Sus anáforas, epítomes y reiteraciones lo hermanan con José Carlos Becerra. Ambos se erigen en tanto profetas, aunque Garduño es más exaltado, más luminoso. En ambos prevalecen acentos trágicos. Los dos fallecen jóvenes, los dos se encuentran emparentados por el tono sublime del verso.







[1] México, D.F.; 1945- Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1980
[2] Siglo XXI Edit., Méx., 1967
[3] Gobierno del Estado de Chiapas, Colec. Chiapas, 119 pp
[4] Gobierno del Estado de Chiapas, Serie Básica, Tuxtla Gutiérrez, 108 pp
[5] 1982, 164 pp
[6] Todas las citas corresponden al libro Poemas, Gobierno del Edo. de Chiapas, 1973, 119 pp.

UNA ENTREVISTA WONGORIANA

1.- ¿Nombre completo?
_ Óscar Wong. Mi madre se apellidaba Ovando, pero firmo sólo con el apellido paterno

2.- ¿Cómo fue que le nació el gusto por la poesía?
- La verdad es que lo ignoro. Recuerdo que de pequeño guardaba los poemas que venían en las hojas desprendibles de los calendarios; tal vez ahí desarrollé el gusto por la poesía o me nació el impulso por formar antologías. O seguramente advertí que me agradaba la belleza al contemplar los ojos dulces de la niña rubia, que terminó siendo mi musa, La Musa. A veces hay que reinventar el pasado, o contemplarlo con los ojos que ya no existen. Contemplar el pasado es, a veces, volver al vacío, o reordenarlo y completarlo de otra manera.

3.- ¿Qué fue lo primero que escribió y en qué fecha?
- Es una pregunta que no puede responderse, o que alcanza varias vertientes. Por un lado ignoro si me preguntas qué escribí primero en forma profesional o lo que primero se me ocurrió. Y las fechas son demasiado inasibles, son gotas que se van desecando y a veces se congelan y terminan en la indiferencia. Aunque Cortázar decía que el tiempo es un bichito que anda y anda. Y a veces es aplastado por la impetuosidad de la vida, agregaría.

4.- ¿Cuántos libros tiene publicados?
- Pues tal vez una veintena, pero eso no es importante. Lo que realmente es válido es la emoción, ese escalofrío que recorre la columna cuando ya tienes el libro concretado y los ojos del lector, tú mismo, descorren el velo interior. La poesía es un eterno espejismo de emociones y locuras, que van eternizándose en la combinación de sílabas breves y largas. Es la imagen que revela el concepto, a través del silencio estremecedor, revelador.

5.- ¿Ha escrito algo sobre Chiapas, en especial de su tierra natal?
- Bueno, tengo algunos libros sobre la Nueva poesía de Chiapas (Edit. Katún, 1983), Chiapas. Nueva fiesta de pájaros (Edit. Praxis, 1997) y Chiapas. Dimensión social de la narrativa (Edaméx, 1989). Tengo inédito otro estudio crítico-antológico de la más reciente poesía chiapaneca

6.- ¿Ha escrito algo sobre Cantón, de donde es su padre?
_ Por supuesto. Unos dos cuentos y varios poemas que andan desperdigados en varios libros. Publiqué en el suplemento Arena, de Excélsior, un ejercicio narrativo donde evoco diversas ceremonias chinas. La presencia de mi padre ha sido recurrente.

7.- ¿Es casado?
_ No. Mi esposa falleció el 31 de octubre de 1986. Luego, en 1993, tuve una pareja, aunque todo concluyó hace unos 10 años. Si hay alguna Musa interesada e interesante, puede escribirme a mi correo electrónico (oscar_wong83@yahoo.com) o llamarme por teléfono. Si es de buen ver y de mejor acercar, qué mejor. Curiosas, absténganse.

8.- Si es casado, ¿qué piensa su esposa acerca de su oficio de la poesía?
_ Mi esposa creyó en mí. Me acompañaba a mis recitales y conferencias. En 1986, cuando murió, publiqué dos libros. Lamenté mucho que no los haya visto impresos. 

9.- ¿Tiene hijos?
_ Dos vástagos. El mayor tiene 35 años y está casado; tiene un niño, Liu, de 8 años de edad, y Liang, de 5. Dicen abuelo, en chino; saludan, etc. Mi hija tiene 33 años, estudia mandarín y desde el 8 de enero del 2011 ya es mamá de una bebé: Xiao mei Hua.

10.- ¿Qué piensan sus hijos de su oficio?
_ Pues habría que preguntarles a ellos, pero presupongo que les agrada. Mi hijo me ha acompañado a algunos eventos en el interior: dos veces a recibir premios. Mi hija fue conmigo a la recepción de un premio en tierra adentro y me auxilia en todo. En ocasiones van con los jóvenes de la Comunidad China de México e interpretan la danza del león en las presentaciones de mis libros.

11.- ¿Cuántos años vivió en Chiapas y por qué se fue?
- No me he ido de Chiapas. Es una presencia constante en mi poesía. A veces duele, pero, como explica Rosa Montero: “Las palabras son como peces abisales que sólo te enseñan un destello de escamas entre las aguas negras”. Eso también es el amor. O el dolor por la tierra.

12.- ¿Ha sido difícil desenvolverse como poeta?
- Por supuesto. La vida implica sufrimiento, padecer la hostilidad del mundo. O contemplar  y sentir el ansia, el deseo de estar vivo. El poeta vive intensamente. Puede ofrecerte el Cielo. O el Infierno. Creo que por eso se acuñó esa tríada irlandesa del siglo XI: “Es mortal mofarse de un poeta, amar a un poeta, ser un poeta”.

13.- ¿Se le dificultó publicar su primer libro?
_ No, definitivamente. En 1974 un amigo, Roberto Fernández Iglesias, panameño avecindado en Toluca, estado de México, me solicitó un volumen el cual apareció el 4 de octubre de 1974, fecha en que el pueblo donde nací  festeja el culto a San Francisco de Asís, el llamado Juglar de Dios, aunque yo recibí mis primeros ejemplares diez días más tarde.   Por eso el 14 de octubre del 2004 festejé mis primeros 30 años como escritor en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes. El libro se titula Eso que llamamos poesía. Y fue de ensayos, no de poesía.

14.- ¿Qué piensa acerca de la piratería de libros y cómo lo afecta a usted en particular?
_ La piratería también se establece cuando los ejemplares se fotocopian. En México es una práctica muy difundida. Claro que afecta. Si cuando se firma el contrato los editores establecen un monto de 10, 12 por ciento sobre las ventas (Edaméx ofrece el 7 por ciento), pagaderos cada seis meses... claro que afecta.

15.- ¿Tiene descendencias que lo impulsaron a ser poeta?
- Bueno, mis descendientes, mi hijo el mayor, publicó un par de poemas en una antología cuando era niño. Pero sospecho que te refieres a mi ascendencia. No, nadie que yo sepa tuvieron interés en la literatura. Ni mis padres ni mis abuelos. Y de hecho buscaron desalentarme.

16.-¿Cómo ve la poesía en Chiapas?
- Tengo muchas amistades que me mantienen en contacto con lo que se produce en la entidad. Me envían libros, me informan. La poesía chiapaneca va caminando, aunque en lo personal no veo a nadie con estatura nacional. Después de Efraín Bartolomé, sospecho que el venero está agotándose. Tal vez Gustavo Ruiz Pascacio y Roberto Rico tengan la estatura, sin soslayar a Uvel Hernández. O Mario Nandayapa... si no se llena la cabeza de humo y se pone en guardia contra él mismo. Por supuesto que hay más jóvenes, por eso sugiero que los lectores aguarden mi nuevo libro.

17.- ¿Hay talentos suficientes en Chiapas para hacer buena poesía?
- Donde menos se espera salta la liebre, o conejos, si son tuxtlecos. Sí, hay talento, pero aún no les dicen qué es Poesía ni tienen los arrestos suficientes como para reflexionar sobre el concepto de verso. Un buen taller hace falta, pero que no dependa de esos autores políticos, amontonados o amotinados. Ya es tiempo de sacudirse la mala influencia. Son  seis sexenios. Y así no puede haber crecimiento .

18.- ¿Cree que hay en general apoyo suficiente para los jóvenes poeta y para los veteranos?
- Tengo entendido que hay becas estatales. Habría que preguntarle a quienes radican en la entidad. Te recuerdo que resido en los territorios del pejerredismo, en esta ciudad de México no en los dominios del pariente de Sabines.

19.- ¿Alguna anécdota que recuerde chistosa o no, con respecto a su oficio como poeta?
- Ups, hay muchas, pero luego se enojan las amistades. Además... bueno, sí, fue hace muchos años, mi hijo tenía unos 4 o 5 años y yo iba a participar en una lectura en el Instituto Politécnico Nacional. Arriba, en el estrado, se encontraban Efraín Huerta, Elías Nandino, en fin, poetas importantes. Leyó Enrique González Rojo un poema sobre José Revueltas. Unas líneas hablaban de unos perros. Yo estaba en la primera fila con mi primogénito; a mi lado mi esposa sostenía a mi hija más pequeña; de pronto mi hijo se desprendió de mis brazos y cuando quise reaccionar ya estaba arriba, dándole la mano a González Rojo y diciéndole: “Oye, me gustó mucho tu poema de los perros”. Yo estaba apenado, Enrique se volvió al público y preguntó que de quién era el pequeño. Cuando levanté la mano él exclamó: “Por supuesto, tenía que ser hijo de un poeta”.

20.- ¿Cómo pueden ustedes los poetas llamar la atención de los jóvenes especialmente?
- Ah, caray. Llamar la atención de los jóvenes. No lo sé. El Instituto Nacional de Bellas Artes tenía, o tiene, un programa donde los escritores leen a los jóvenes de secundaria o de preparatoria. Creo que por ahí está la clave: pensar en el vínculo de la educación formal con la cultura.

21.- Después de 30 años, ¿Cómo ve la poesía?
- Me sigue impactando el silencio que impacta a las palabras, esa sonoridad que termina por llenar vacíos existenciales, espirituales. El terror y la belleza conciliándose en ese territorio luminoso, en ese espacio donde el Silencio termina por demolerte, eternizándose, eternizándote.

22.- ¿Cuál es el poema escrito por usted que más le gusta y por qué? (Ojalá pueda escribirme un fragmento de él)
_ Hay una serie de cantos que me agradan. Ignoro cuál sea el mejor. Me encanta la “Cantiga para la hermana Esther”. O “Piedra que germina”, que se encuentra en el poemario Razones de la voz y que le escribí a una auténtica coleta. Unos versos precisan:
Amada Reina del Valle de Jovel,
la del Rostro Dulcísimo y Terrible,
sé que vienes de donde crecen los manzanos
y que en tus ojos anidan las colmenas.

Ay cuánta miel derramándose en el iris
y cuánta perfección en tu figura.

Que el oro de mis besos te sostenga.
Que la roca de mi canto te consagre).

23.- ¿Cuántos poemas ha escrito, aproximadamente?
_ No cuenta el número de poemas, sino la intensidad. Y nunca los cuentos, créeme. En más de 30 años de trabajo he tirado muchos.

24.- ¿Algo más que quiera agregar?
- Pues agradecer la entrevista y comentar que un día volveré a Comitán. Viviré ahí. Me siento muy identificado con esa tierra prodigiosa. Espero que alguna musa “cotzitía”, menudita y de ojos verdes prepare sus maletías. Yo estaré encantado, por supuesto.




STONE THAT GERMINATES

 

After you looked at me,

You left inside me such grace and beauty.

                San Juan de la Cruz

 

 

Like quickened lightning

Love alights.

With its claws it opens

Furrows in the land.

 

And the moss grows,

The pale lime, the tree

revered by the tribe.

 

And tenderness grows

astride the dawn.

 

And the day’s full heart surges

Like a thick whispering

from the rock.

And the ocean begins

An impestuous sacred dance.

‘Tis here the splendor is reborn.

 

If you fixed your eyes in my eyes

If you fixed your lips on my lips

If your mouth were a stinging bee

Or a hungry needle delving into the blood.

Were you to settle down, thirsty, between my legs,

I would love you throughly, blindly, tenderly,

Like someone who peeks at the world for the first time

Like someone who for the first time

Tears a violet apart.

 

All things run ablaze if I look at you.

All the stones germinate if I look at you.

 

Like a dizzying bird song you arrive

and I drink from your presence as from a stream

with trees bending over it.

Like some seductive slow-motion dance,

Like fertile dew upon the sand,

Like the chastity of the saint singed

by the soft perfection of the figure

immaculate you come.

What difficult work is yours, Beloved: to be beautiful.

The crow’s crowing stirrs me,

Pegasus’ flight enthralls me,

The trilling of your voice is all I need.

 

Without you, tender bee, the Universe lacks all meaning.

Like a fierce patriarch I carry on,

Like some wise prophet I prophane you.

 

Beloved Queen of the Valley of Jovel,

The one with the Sweetest and most Terrible Countenance,

I know you come from the land where apple trees grow

And that in your eyes beehives cluster.

Oh so much honey overflowing the iris.

And such perfection in your figure.

 

May the gold in my kiss sustain you.

May the rock in my song consecrate you.

 

YOU WILL NOT BE OVERCOME by death.

The damned stench of the tomb will never be your lot

even were the laws that rule the flower,

the unbending wheel of summer, slide

and damage and stall your beauty.

 

Gazelle, stork or doe

like a tender mother I shelter you,

yet tremble should a stark blow

from reality strike at you.

 

I conjure the presence of what is eternal.

Brilliant teardrop from the sun:

I have awakened the serpent.

I have seen the trembling of the Unicorn.

I have set the raging Dragon free.

 

Fragile, disturbed,

in order to sing I follow the slow rhythms of silence.

To love I submerge myself into the void.

Who says that terror will consume you?

From the highest sphere I deliver

My voice unto the ocean.

 

And I throb

and my hair stands on end

and I consecrate myself

blind.

 

I make the murky afternoon murkier.

 

The heart houses roses, sour stumps,

Bitter jaws that devour

It is equally as well a raucous fist.

 

But I give myself to you like some thirsty conk-shell.

Delirium, purified flame that throbs,

what do the blind do when faced with the Light?

 

I bend over, weak blade of grass, if you look at me.

My heart is shipwrecked by a sudden wave.

A resounding blaze at noon you are,

tenderness sand made moist.

 

 

Óscar Wong

 

México-Tenochtitlan, Jan. 5, 1998.

 

 

(From Razones de la voz, CNCA, Colec. Práctica Mortal, Méx., 2002, 73 pp.)

 

Traducción de Sylvia María Valls


NUEVA CORRIENTE LITERARIA DEL SIGLO XXI: EL WONGORISMO

La poesía es un trozo de vida que se inmortaliza en la palabra que, para fortuna nuestra, preserva a la lengua como de los más trascendentes valores de nuestra cultura. Al desplegar el contenido de este correo he vuelto a sentir en la piel del alma el estremecimiento del placer poético. Wong te conduce entre frescas e insólitas metáforas al ambiente onírico del amor, con colores y matices inusuales, con sabor de carne y pasión, "...de tierra olorosa y perfumada, escupida de blasfemias, de pólvora y de sangre." Huelo en su poesía los árboles y madreselvas de Pellicer, la fuerza lírica de López Velarde, las cuerdas únicas de la añoranza sabia, plena de vida de Sabines, pero más que nada el vigor de una voz nueva y estéticamente original, de esas que requiere la lírica contemporánea mexicana.
Wong es en cierto modo ecléctico. Asume la cauda poética de los clásicos contemporáneos, pero trasciende en voces nuevas, hurga pecho adentro en los tramos profundos de su íntimo sentir y se impregna de amor que suda palabra tras palabra evidenciando oficio y lectura. Es sin duda una de los más significativos valores de esta modalidad de la literatura que, pocos, muy pocos tenemos el placer de disfrutar en estos días de contienda social y desencuentros.  Paco Luna "El Búho".

DOS NUEVOS TALLERES

TALLERES DEL WONGNASTERIO

Coordinador: Óscar Wong

Es mortal mofarse de un poeta, amar a un poeta, ser un poeta.

Tríada irlandesa del siglo XIII
 
FILOSOFÍA OCULTA: MAGIA Y POESÍA
CURSO DE APRECIACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN POÉTICA
 
*El poder de la Palabra
* *Lo sagrado del mundo y sus propiedades
*El quinto elemento
 
La Escritura como expresión última del espíritu, se abordará en este novedoso curso-taller de Apreciación y Sensibilización Poética que impartirá el poeta sinomexicano Óscar Wong todos los sábados, de 12:30 a 14:30 Hrs., a partir del 24 de septiembre, hasta completar un trimestre (12 sesiones). Se estudiará el libro Filosofía oculta, de Cornelio Agrippa, prototipo del mago, para resaltar la fuerza de la palabra hablada y de la escritura misma. Las reflexiones reconocen el papel del Poeta y su lenguaje mágico, el mundo como creación lingüística, etc. La virtud de la escritura, la función de las palabras y del discurso, según este filósofo renacentista, sacan del corazón los secretos del pensamiento. El poeta debe conocer las propiedades del mundo elemental y de las cosas los cuatro elementos y la quinta esencia, para asumir las cualidades transformadoras de la permutación y la combinación cabalística de la palabra al establecer la relación causa-efecto. Magia natural, Magia celeste y Magia ceremonial son elementos fundamentales para acercarnos a la naturaleza, a la mística y a la poesía, puesto que es la magia verdaderamente espiritual, la fuente misma de la sabiduría. Las sesiones prácticamente son seriadas, por lo que se recomienda no faltar a ninguna. Para mayores informes e inscripciones escribir a: oscar_wong83@yahoo.com  El cupo es limitado. Costo: 3,000.00 el trimestre (12 sesiones).
     

 
 
 
 

(http://letrascontraletras.blogspot.com/2007/07/whitegoddess-la-diosa-blanca-robert.html)

The White Goddess – La Diosa Blanca
Robert Graves, fragmento del prólogo de La Diosa Blanca (The White Goddess – A historical Grammar of Poetic Myth, 1948)

"¿Cuál es la utilidad o la función de la poesía en la actualidad?" es una pregunta no menos acerba porque la hagan con insolencia tantos estúpidos o la respondan con apologías tantos tontos. La función de la poesía es la invocación religiosa de la Musa; su utilidad es la mezcla de exaltación y de horror que su presencia suscita. ¿Pero "en la actualidad"? La función y utilidad siguen siendo las mismas; sólo la aplicación ha cambiado. Esta era en un tiempo una advertencia al hombre de que debía mantenerse en armonía con la familia de criaturas vivientes entre las cuales había nacido, mediante la obediencia a los deseos del ama de casa; ahora es un recordatorio de que no ha tenido en cuenta la advertencia, ha trastornado la casa con sus caprichosos experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria, y se ha se arruinado a sí mismo y a su familia. La "actual" es una civilización en la que son deshonrados los símbolos los principales emblemas de la poesía. En la que la serpiente, el león y el águila
corresponden a la carpa de circo; el buey, el salmón y el jabalí a la fábrica de conservas; el caballo y el lebrel a las pistas de apuestas; y el bosquecillo sagrado al aserradero. En la que la Luna es menospreciada como un apagado satélite de la Tierra y la mujer considerada como "personal auxiliar del estado". En la que el dinero puede comprar casi todo menos la verdad y a casi todos menos al poeta poseído por la verdad.

Digan, si quieren, que soy la zorra que ha perdido el rabo; no soy sirviente de nadie y he decidido vivir en las afueras de una aldea montañosa de Mallorca, católica pero anticlerical, donde la vida se rige todavía por el viejo ciclo agrícola. Sin mi rabo, o sea sin mi contacto con la civilización urbana, todo lo que escribo tiene que ser leído perversa o impertinentemente por aquellos de ustedes que están todavía engranados a la maquinaria industrial, ya sea directamente, en calidad de obreros, administradores, comerciantes o anunciantes, o ya sea indirectamente, en calidad de funcionarios públicos, editores, periodistas, maestros de escuela o empleados de una corporación de radiotelefonía. Si son poetas, se darán cuenta de que la aceptación de mis tesis histórica les compromete a una confesión de deslealtad que estarán poco dispuestos a hacer; eligieron sus tareas porque prometían proporcionarles un ingreso seguro y tiempo para prestar a la Diosa que adoran, un valioso servicio de media jornada. Preguntarán quién soy yo para advertirles que ella exige un servicio de jornada completa o ninguno absolutamente. ¿Y acaso les sugiero que renuncien a sus tareas y, por falta de capital suficiente, se establezcan como pequeños arrendatarios o se conviertan en pastores románticos –como hizo Don Quijote cuando no pudo ponerse de acuerdo con el mundo moderno- en remotas granjas mecanizadas? No, mi falta de rabo me impide hacer cualquier sugerencia práctica. Sólo me atrevo a hacer una exposición histórica del problema; no

GRAMÁTICA HISTÓRICA DEL MITO POÉTICO,

CURSO DE SENSIBILIZACIÓN LITERARIA

 
*Lo sagrado del lenguaje
* El papel de la Musa y de la inspiración
* La Poesía como ritual
 
 
Destinado a quienes deseen entender el fenómeno poético y adquirir conciencia de la magia y expresiones sagradas del mismo, el novedoso Curso de Sensibilización Literaria, Gramática histórica del mito poético inicia el 24 de septiembre, de 10:00 a 12:00 horas hasta completar un trimestre (12 sesiones). Para inscripciones  escribir a: oscar_wong83@yahoo.com El temario exige la lectura de La diosa blanca, de Robert Graves, para derivar a los mitos que involucran a la creación poética. La fe como conocimiento sensible, la inspiración, la Musa, el poeta como vidente o revelador, la guerra en el Cielo, Adán y Lilith, la caída del hombre, etc. son algunos aspectos que se abordarán. A partir de los mitos celtas y hebreos, principalmente, el poeta observará la visión mágica del mundo, presente en las teorías milenaristas de la época actual. El papel del Poeta, el mundo como creación lingüística, el lenguaje mágico, la mujer como figura central, los mitos de la inspiración y el papel del creador literario, se analizarán a lo largo de estas sesiones. El temario contempla: Lo sagrado de la palabra, Musa e inspiración, El alfabeto de los árboles, entre otros rubros. En caso de haber iniciado se repondrá la sesión inicial.

jueves, 23 de junio de 2011

María Zambrano

Antes de abordar el tema, debo hacer tres precisiones:
 
1: No tengo formación filosófica. Soy un simple lector y, en momentos, descifrador y hacedor de signos.
2.- Para quienes reflexionan sobre la obra de María Zambrano, sugiero que descarten el término “zambraniano” o zambraniana” no sólo por su insonoridad espeluznante, sino por el incómodo sufijo, acaso inadecuado:. La inteligencia de los autores es tal, que seguramente encontrarán opciones válidas para referirse al pensamiento de la filósofa de Málaga, y
3.- Dejar para la ficha curricular, acaso para el anecdotario personal, el mote de: “discípula distinguida de Ortega y Gasset”. Con su obra María Zambrano ya ha demostrado su estatura e independencia intelectuales.
Después de lo anterior, comienzo por el principio:
Hölderlin dijo en su momento que poetizar era la más inocente de todas las ocupaciones. Y exteriorizó que el más peligroso bien ofrecido al hombre es el lenguaje, por lo que el ser humano, el individuo, es diálogo. La escritura –y la lectura, agregaría–, es una vía para el conocimiento; aunque también corresponde a una concepción de vida, puesto que reflexionar sobre la Palabra es tanto como accionar sobre el mundo. Desde esta perspectiva, la tradición hebrea considera el ejercicio de leer una actividad ritualista por excelencia, ya que persiste un vínculo muy profundo entre la existencia del hombre con la esfera de lo divino (tema, lo sabemos, muy caro a María Zambrano). Leer no sólo significa interpretar, sino también generar movimiento, acotaría Esther Cohen (La palabra inconclusa. Ensayos sobre cábala, Méx., 1994 y El silencio del nombre., Interpretación y pensamiento judío, Méx., 1999). La lectura representa un ritual de vida: es la gestación de la historia, aborda incluso la re-creación del mundo. Leer es participar de la creación. El Poema, me atrevería a exteriorizar, constituye un corpus simbólico mediante el cual la Divinidad se manifiesta a los hombres, por eso la Escritura la contiene y la revela. Es un buen decir.
Por otra parte, el ente social dialoga con él mismo y, pleno de méritos, habita sobre la tierra, poéticamente. Los anteriores pre-supuestos llevaron a Heidegger a reflexionar sobre la esencia de la poesía, partiendo de que ésta es una obra de arte. También habría que recordar a Benedetto Croce, cuando precisa los dos conocimientos: el científico y el artístico (Cf. Estética como ciencia de la expresión lingüística general, Sinaloa, 1982). Ontológicamente hablando el arte es un objeto, con un sustrato permanente, no visible, y un conjunto de accidentes variables; también un conjunto de sensaciones puesto que es la unión de la materia con la forma (Cf. Martín Heidegger, Arte y poesía, Méx., 1982, 3ª. reimp).. Heidegger reflexiona sobre la poesía. Y lo mismo ocurre con María Zambrano, quien aborda esta temática desde la visión opositora de Platón; la verdad y la justicia, e incluso el aspecto ético, moral, arguye Zambrano, son descartados por el poeta, mientras que el filósofo pugna por determinar a la razón (Véase Filosofía y Poesía, Madrid, 19879. “La razón no es sino renuncia, o tal vez la impotencia de la vida. Vivir es delirar. Lo que no es embriaguez, ni delirio, es cuidado. Y ¿qué filósofo concibe la vida como un continuo alerta, como un perpetuo vigilar y cuidarse? El filósofo jamás duerme, desecha de sí todo canto halagador que pudiera adormilarle, toda seducción, para mantenerse lúcido y despierto. El filósofo vive en su conciencia, y la conciencia no es sino cuidado y preocupación”. (Op. cit., ib: 35)
La filósofa hispana recurre al argumento platónico de la irracionalidad de la poesía al puntualizar: “...a la unidad descubierta por el pensamiento, la poesía se aferra a la dispersión, Frente al ser, trata de fijar únicamente las apariencias. Y frente a la razón y a la ley, la fuerza irresistible de las pasiones, el frenesí. Frente al logos, el hablar delirante. Frente a la vigilancia de la razón, al cuidado del filósofo, la embriaguez perenne. Y frente a lo atemporal, lo que se realiza y desrealiza en el tiempo. Olvida lo que el filósofo recuerda, y es la memoria misma, de lo que el filósofo olvida” (Op. cit., ibid., 45-46). Más adelante, Zambrano arguye: “La poesía anhela y necesita de la claridad y de la precisión. Una poesía que se contente con la vaguedad del ensueño, sería (Valéry tiene entera razón) un contrasentido. Para precisar el sueño virginal de la existencia, el sueño de la inocencia en que el espíritu todavía no sabe de sí, ni de su poder, la poesía necesita toda la lucidez de que es capaz un ser humano, necesita toda la luz del mundo” (Id. supra, p. 9). La ambigüedad, ciertamente, no es categoría estética. Y más en poesía. Si bien es cierto que la poesía no se apoya en los factores del pensar (logos socrático, acaso), tampoco puede determinarse en tanto irracional, o inmoral. Y Heidegger, ¿no requería, necesariamente, del aspecto divino, del territorio de los dioses, para apuntalar la esencia de lo poético? ¿Dónde , pues, lo racional de estos pensadores?
Es indudable que la poesía tiene aspectos precisos y lúcidos. También un elemento lúdico. La poesía es imaginación, sensibilidad, expresión, pero también ejercicio de la inteligencia. He aquí a la <<razón poética>>, cuya expresividad es el estrato fónico que devela y revela al concepto. La imagen es el concepto, reitero ad infinitum. Precisamente por ese afán de ofrecer plenamente la cualidad del sentimiento, el poeta recurre a los símiles, a las metáforas. Y aquí hay precisión, no dispersión; convicción emotiva, no herejía; ni hablar delirante, sino manifestación del mismo logos. Palabra y razón, que incluye al logos, es la manera de ser de la poesía; no hay contradicción ni irracionalidad, por utilizar los términos de Zambrano.
Leer –dije al principio, citando a la Dra. Esther Cohen–, no sólo significa interpretar, sino también generar movimiento; una vía para conocer. Y eso ocurre, justamente, al penetrar en las páginas de María Zambrano en Morelia. A 70 años de la publicación de Filosofía y poesía, un volumen de gran envergadura intelectual coordinado por Leonarda Rivera y Sebastián Lomelí. Ocho ensayos, independientemente de la presentación y el texto introductorio, ofrecen diversos enfoques para destacar la tarea académica y filosófica de la pensadora hispana durante su exilio en México, especialmente en Morelia, donde publicó su célebre volumen Filosofía y poesía (1939).
Ocho autores establecen diversas vertientes sobre el pensamiento de esta mujer, a partir de este libro clave que puntualiza sobre la razón y la intuición, sobre el sentimiento y pensamiento que en última instancia se concilian. Más que un objeto de estudio, la poesía sirvió a María Zambrano para descubrir las profundidades de la vida” –precisan los coordinadores–, esa “dimensión olvidada de la existencia” y donde la filosofía encuentra los rudimentos del camino que no retrocede ante la crisis del racionalismo, ese conocimiento sensible determinado como <<razón poética>>. Uno consigue departir, y disputar en momentos, con Cuitláhuac Moreno Romero, quien nos habla de “La vía de la palabra. Salvación y condena” (pp. 29-59) o con Cintia C. Robles Luján (“María Zambrano: del tiempo tardío en la aurora de la razón de 1939”, pp. 61-88) o con Christian Eduardo Díaz Sosa (“La Razón Poética y el rescate de la filosofía en el pensamiento de María Zambrano”, pp. 89-104) para continuar con Leonarda Rivera (“Poesía <<impura>>-poesía de la carne: la palabra poética en María Zambrano”, pp. 105-126).
Pero no hay que olvidar a Sofía Mateos Gómez (“Acercamiento a los distintos usos y a los orígenes del concepto de amor en Filosofía y poesía”, pp. 127-151) ni a Carlos Alberto Girón Lozano (“Variaciones poiéticas: encuentros y desencuentros entre filosofía y poesía”, pp. 153-170) ni tampoco a Rogelio Laguna (“La ciudad y la no-ciudad”, pp. 171-193) hasta concluir con Sebastián Lomelí (“Pensar el origen: la reconciliación entre filosofía y poesía”, pp. 195-224). Las tres mujeres y los cinco varones que confluyen en estas páginas, con sus ensayos establecen un diálogo permanente con el lector, quien dilucida y cuestiona y concluye. También nos incitan a volver a la fuente original, a los libros de la Zambrano para cuestionar e incluso revelarse contra algunas afirmaciones: “la poesía tiene el poder de mentir” (Zambrano dixit). Lo anterior no es del todo cierto. Platón y Zambrano olvidan la simultaneidad de planos de significados que ocurren en la Poesía. Los filósofos exigen la univocidad –no lo unívoco, como indica algún autor del libro que nos ocupa– , que no existe en la Poesía; el ritmo y las imágenes consiguen un nivel polisémico. Las erratas que se deslizan también interfieren: un “desvelarse” (p. 98), por “develarse”, da al traste con la argumentación de Christian Eduardo Díaz, o un “nihilianismo” (p. 65), en el trabajo de Cintia C. Robles, que nos lleva a otro orden conceptual.
Un buen libro exige, al menos, tres lecturas (para volver una y otra vez hasta que el horizonte semántico se esclarezca a profundidad). Y más este volumen que eslabona diferentes visones, reflexiones sobre el concepto de amor –“puente entre lo humano y lo divino”, por ejemplo– o sobre el ámbito de la condena y la salvación. Por afinidad, podría destacar el texto de Carlos Alberto Girón y el de Leonarda Rivera, así como el de Sebastián Lomelí, puesto que resaltan otro orden de ideas: como por ejemplo la defensa de la autonomía de la poesía (Girón), la carnalidad de la poesía en Pablo Neruda, desde la perspectiva de Zambrano (Rivera), es decir: el ámbito dionisiaco de la poesía; o el papel que juegan el símbolo y la metáfora (Lomelí). Sin embargo, creo que aproximarse al pensamiento de María Zambrano a través de la antigua estética marxista, hoy denominada ideológica, abriría nuevos horizontes, porque emplazaría a reflexionar sobre el concepto de la literatura –y la poesía lo es– como refiguración de la realidad, partiendo del concepto de lo particular, como indicaba Luckács. María Zambrano en Morelia. A 70 años de la publicación de Filosofía y poesía, es un libro perturbador para quienes nos movemos en el campo de la lírica, porque la obra cobra una nueva dimensión y sugiere otras vías reflexivas para enfrentar el fenómeno poético.
 
Leonarda Rivera y Sebastián Lomelí (coord.), María Zambrano en Morelia. A 70 años de la publicación de Filosofía y poesía, Edit. Plaza y Valdés/Sría de Cultura de Michoacán, Méx., 2010, 224 pp.