lunes, 26 de septiembre de 2011

UNA ENTREVISTA WONGORIANA

1.- ¿Nombre completo?
_ Óscar Wong. Mi madre se apellidaba Ovando, pero firmo sólo con el apellido paterno

2.- ¿Cómo fue que le nació el gusto por la poesía?
- La verdad es que lo ignoro. Recuerdo que de pequeño guardaba los poemas que venían en las hojas desprendibles de los calendarios; tal vez ahí desarrollé el gusto por la poesía o me nació el impulso por formar antologías. O seguramente advertí que me agradaba la belleza al contemplar los ojos dulces de la niña rubia, que terminó siendo mi musa, La Musa. A veces hay que reinventar el pasado, o contemplarlo con los ojos que ya no existen. Contemplar el pasado es, a veces, volver al vacío, o reordenarlo y completarlo de otra manera.

3.- ¿Qué fue lo primero que escribió y en qué fecha?
- Es una pregunta que no puede responderse, o que alcanza varias vertientes. Por un lado ignoro si me preguntas qué escribí primero en forma profesional o lo que primero se me ocurrió. Y las fechas son demasiado inasibles, son gotas que se van desecando y a veces se congelan y terminan en la indiferencia. Aunque Cortázar decía que el tiempo es un bichito que anda y anda. Y a veces es aplastado por la impetuosidad de la vida, agregaría.

4.- ¿Cuántos libros tiene publicados?
- Pues tal vez una veintena, pero eso no es importante. Lo que realmente es válido es la emoción, ese escalofrío que recorre la columna cuando ya tienes el libro concretado y los ojos del lector, tú mismo, descorren el velo interior. La poesía es un eterno espejismo de emociones y locuras, que van eternizándose en la combinación de sílabas breves y largas. Es la imagen que revela el concepto, a través del silencio estremecedor, revelador.

5.- ¿Ha escrito algo sobre Chiapas, en especial de su tierra natal?
- Bueno, tengo algunos libros sobre la Nueva poesía de Chiapas (Edit. Katún, 1983), Chiapas. Nueva fiesta de pájaros (Edit. Praxis, 1997) y Chiapas. Dimensión social de la narrativa (Edaméx, 1989). Tengo inédito otro estudio crítico-antológico de la más reciente poesía chiapaneca

6.- ¿Ha escrito algo sobre Cantón, de donde es su padre?
_ Por supuesto. Unos dos cuentos y varios poemas que andan desperdigados en varios libros. Publiqué en el suplemento Arena, de Excélsior, un ejercicio narrativo donde evoco diversas ceremonias chinas. La presencia de mi padre ha sido recurrente.

7.- ¿Es casado?
_ No. Mi esposa falleció el 31 de octubre de 1986. Luego, en 1993, tuve una pareja, aunque todo concluyó hace unos 10 años. Si hay alguna Musa interesada e interesante, puede escribirme a mi correo electrónico (oscar_wong83@yahoo.com) o llamarme por teléfono. Si es de buen ver y de mejor acercar, qué mejor. Curiosas, absténganse.

8.- Si es casado, ¿qué piensa su esposa acerca de su oficio de la poesía?
_ Mi esposa creyó en mí. Me acompañaba a mis recitales y conferencias. En 1986, cuando murió, publiqué dos libros. Lamenté mucho que no los haya visto impresos. 

9.- ¿Tiene hijos?
_ Dos vástagos. El mayor tiene 35 años y está casado; tiene un niño, Liu, de 8 años de edad, y Liang, de 5. Dicen abuelo, en chino; saludan, etc. Mi hija tiene 33 años, estudia mandarín y desde el 8 de enero del 2011 ya es mamá de una bebé: Xiao mei Hua.

10.- ¿Qué piensan sus hijos de su oficio?
_ Pues habría que preguntarles a ellos, pero presupongo que les agrada. Mi hijo me ha acompañado a algunos eventos en el interior: dos veces a recibir premios. Mi hija fue conmigo a la recepción de un premio en tierra adentro y me auxilia en todo. En ocasiones van con los jóvenes de la Comunidad China de México e interpretan la danza del león en las presentaciones de mis libros.

11.- ¿Cuántos años vivió en Chiapas y por qué se fue?
- No me he ido de Chiapas. Es una presencia constante en mi poesía. A veces duele, pero, como explica Rosa Montero: “Las palabras son como peces abisales que sólo te enseñan un destello de escamas entre las aguas negras”. Eso también es el amor. O el dolor por la tierra.

12.- ¿Ha sido difícil desenvolverse como poeta?
- Por supuesto. La vida implica sufrimiento, padecer la hostilidad del mundo. O contemplar  y sentir el ansia, el deseo de estar vivo. El poeta vive intensamente. Puede ofrecerte el Cielo. O el Infierno. Creo que por eso se acuñó esa tríada irlandesa del siglo XI: “Es mortal mofarse de un poeta, amar a un poeta, ser un poeta”.

13.- ¿Se le dificultó publicar su primer libro?
_ No, definitivamente. En 1974 un amigo, Roberto Fernández Iglesias, panameño avecindado en Toluca, estado de México, me solicitó un volumen el cual apareció el 4 de octubre de 1974, fecha en que el pueblo donde nací  festeja el culto a San Francisco de Asís, el llamado Juglar de Dios, aunque yo recibí mis primeros ejemplares diez días más tarde.   Por eso el 14 de octubre del 2004 festejé mis primeros 30 años como escritor en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes. El libro se titula Eso que llamamos poesía. Y fue de ensayos, no de poesía.

14.- ¿Qué piensa acerca de la piratería de libros y cómo lo afecta a usted en particular?
_ La piratería también se establece cuando los ejemplares se fotocopian. En México es una práctica muy difundida. Claro que afecta. Si cuando se firma el contrato los editores establecen un monto de 10, 12 por ciento sobre las ventas (Edaméx ofrece el 7 por ciento), pagaderos cada seis meses... claro que afecta.

15.- ¿Tiene descendencias que lo impulsaron a ser poeta?
- Bueno, mis descendientes, mi hijo el mayor, publicó un par de poemas en una antología cuando era niño. Pero sospecho que te refieres a mi ascendencia. No, nadie que yo sepa tuvieron interés en la literatura. Ni mis padres ni mis abuelos. Y de hecho buscaron desalentarme.

16.-¿Cómo ve la poesía en Chiapas?
- Tengo muchas amistades que me mantienen en contacto con lo que se produce en la entidad. Me envían libros, me informan. La poesía chiapaneca va caminando, aunque en lo personal no veo a nadie con estatura nacional. Después de Efraín Bartolomé, sospecho que el venero está agotándose. Tal vez Gustavo Ruiz Pascacio y Roberto Rico tengan la estatura, sin soslayar a Uvel Hernández. O Mario Nandayapa... si no se llena la cabeza de humo y se pone en guardia contra él mismo. Por supuesto que hay más jóvenes, por eso sugiero que los lectores aguarden mi nuevo libro.

17.- ¿Hay talentos suficientes en Chiapas para hacer buena poesía?
- Donde menos se espera salta la liebre, o conejos, si son tuxtlecos. Sí, hay talento, pero aún no les dicen qué es Poesía ni tienen los arrestos suficientes como para reflexionar sobre el concepto de verso. Un buen taller hace falta, pero que no dependa de esos autores políticos, amontonados o amotinados. Ya es tiempo de sacudirse la mala influencia. Son  seis sexenios. Y así no puede haber crecimiento .

18.- ¿Cree que hay en general apoyo suficiente para los jóvenes poeta y para los veteranos?
- Tengo entendido que hay becas estatales. Habría que preguntarle a quienes radican en la entidad. Te recuerdo que resido en los territorios del pejerredismo, en esta ciudad de México no en los dominios del pariente de Sabines.

19.- ¿Alguna anécdota que recuerde chistosa o no, con respecto a su oficio como poeta?
- Ups, hay muchas, pero luego se enojan las amistades. Además... bueno, sí, fue hace muchos años, mi hijo tenía unos 4 o 5 años y yo iba a participar en una lectura en el Instituto Politécnico Nacional. Arriba, en el estrado, se encontraban Efraín Huerta, Elías Nandino, en fin, poetas importantes. Leyó Enrique González Rojo un poema sobre José Revueltas. Unas líneas hablaban de unos perros. Yo estaba en la primera fila con mi primogénito; a mi lado mi esposa sostenía a mi hija más pequeña; de pronto mi hijo se desprendió de mis brazos y cuando quise reaccionar ya estaba arriba, dándole la mano a González Rojo y diciéndole: “Oye, me gustó mucho tu poema de los perros”. Yo estaba apenado, Enrique se volvió al público y preguntó que de quién era el pequeño. Cuando levanté la mano él exclamó: “Por supuesto, tenía que ser hijo de un poeta”.

20.- ¿Cómo pueden ustedes los poetas llamar la atención de los jóvenes especialmente?
- Ah, caray. Llamar la atención de los jóvenes. No lo sé. El Instituto Nacional de Bellas Artes tenía, o tiene, un programa donde los escritores leen a los jóvenes de secundaria o de preparatoria. Creo que por ahí está la clave: pensar en el vínculo de la educación formal con la cultura.

21.- Después de 30 años, ¿Cómo ve la poesía?
- Me sigue impactando el silencio que impacta a las palabras, esa sonoridad que termina por llenar vacíos existenciales, espirituales. El terror y la belleza conciliándose en ese territorio luminoso, en ese espacio donde el Silencio termina por demolerte, eternizándose, eternizándote.

22.- ¿Cuál es el poema escrito por usted que más le gusta y por qué? (Ojalá pueda escribirme un fragmento de él)
_ Hay una serie de cantos que me agradan. Ignoro cuál sea el mejor. Me encanta la “Cantiga para la hermana Esther”. O “Piedra que germina”, que se encuentra en el poemario Razones de la voz y que le escribí a una auténtica coleta. Unos versos precisan:
Amada Reina del Valle de Jovel,
la del Rostro Dulcísimo y Terrible,
sé que vienes de donde crecen los manzanos
y que en tus ojos anidan las colmenas.

Ay cuánta miel derramándose en el iris
y cuánta perfección en tu figura.

Que el oro de mis besos te sostenga.
Que la roca de mi canto te consagre).

23.- ¿Cuántos poemas ha escrito, aproximadamente?
_ No cuenta el número de poemas, sino la intensidad. Y nunca los cuentos, créeme. En más de 30 años de trabajo he tirado muchos.

24.- ¿Algo más que quiera agregar?
- Pues agradecer la entrevista y comentar que un día volveré a Comitán. Viviré ahí. Me siento muy identificado con esa tierra prodigiosa. Espero que alguna musa “cotzitía”, menudita y de ojos verdes prepare sus maletías. Yo estaré encantado, por supuesto.




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